Disfunción cerebral mínima
Se considera que el término disfunción
cerebral mínima, se aplica a los niños de inteligencia casi normal,
normal o superior a la normal, que tienen algún impedimento para el aprendizaje
y/o problemas de conducta que van de lo leve a lo grave, que se asocian a
desviaciones de función del Sistema nervioso central. Estas desviaciones pueden
manifestarse a través de varias combinaciones de deficiencias en la percepción,
conceptualización, lenguaje, memoria y control de la atención, el impulso o la
función motora.
Una definición tan general
como ésta, parece que puede incluir todo tipo de trastornos infantiles, con la
única condición de que la capacidad intelectiva del niño no se vea afectada
(serían excluidos oligofrénicos, deficientes mentales...). Así, no es de
extrañar que se asocie el término DCM a más de cuarenta denominaciones
distintas. De ellas, unas designan aspectos orgánicos del problema (daño
cerebral, lesión cerebral, impedimento neurológico mínimo...), mientras otras
se relacionan con alguna consecuencia del trastorno (dislexia, trastornos de
aprendizaje, síndrome conductual hiperkinético...).
Actualmente,
la práctica clínica ha ido delimitando el síndrome de la DCM. Pese a la falta
de datos concluyentes, son numerosos los clínicos e investigadores que la
presuponen una etiología neurológica.
Se han
observado tres etapas en su desarrollo:
•Hasta
los 6 ó 7 años, hay un cierto retraso evolutivo (control de esfínteres
tardío...) A esta edad se va normalizando el desarrollo.
• Con
la escolarización, surgirán nuevas dificultades (lectura, escritura...)
•Preadolescencia,
en la que los trastornos conductuales tienden a agudizarse (agresividad...)
suavizándose más adelante.
Su
madurez cerebral (no se observan bajos niveles de CI), hace que sean más
conscientes de sus limitaciones. Expuestos a repetidos fracasos y
frustraciones, experimentan su impotencia unida a una intensa ansiedad, al
mismo tiempo que su nivel de tolerancia a la frustración es bajo. El niño
reaccionará según elabore esta ansiedad. Pueden darse:
a)
Procesos regresivos, depresión, pérdida de actividad, apatía. Es el hipoactivo
que tendrá mayores problemas de adaptación en la adolescencia.
b)
Fenómenos de desintegración. Pobreza de organización en la actividad afectiva y
pérdida de la aptitud abstractiva que se manifiestan en desorientacion e impulsividad.
Sintomatología
El
rasgo que mejor la caracteriza es la dispersión de la atención. Los signos
neurológicos son equívocos, observándose frecuentemente irregularidades
electroencefalográfica. Además, se observan trastornos:
• De
percepción: disociación (relaciona en forma deficiente las partes y el todo),
inversión del campo sensorial, incapacidad de seleccionar estímulos,
perseveración.
•
Cognitivos: relaciones conceptuales estereotipadas y formalistas. Trastornos de
lenguaje, falta inesperada de memoria (por desorganización).
•Conductuales:
trastornos motores (dificultad de coordinación, aunque también puede darse hipoactividad e indiferencia). Nivel de inhibición
deficiente; la impulsividad dificulta su capacidad de preveer las consecuencias
de su conducta. Es temerario, responde de forma incontrolada (agresividad o
paralización temporal del movimiento). Se dan
retrasos madurativos y labilidad emocional. Baja tolerancia a la frustración.
Causas
Hay una
falta de consenso para establecer una relación de la Disfunción Cerebral Mínima
con la evidencia cierta de daño cerebral. Pero conforme se van haciendo más
precisas las exploraciones neurológicas clínicas, van demostrándose evidencias
definidas de anormalidad neurológica en casi todos los pacientes
diagnosticados.
Los
antecedentes indican una alteración de origen traumático o inflamatorio antes,
durante o poco después del nacimiento. Estas alteraciones pueden deberse a:
• Un
mal desarrollo. Desviación estructural de la norma.
• Daño
real a estructuras del sistema nervioso central (traumas, infecciones...)
• Mal
funcionamiento sin modificación estructural conocida. Interferencias en
momentos críticos del desarrollo de cada función
Diagnóstico
Se
diagnostica por el cuadro total; es una reacción global del individuo a dichas
perturbaciones (cuadro somático individual). El procedimiento diagnóstico debe
incluir:
•
Anamnesis. Orientada a descubrir un retraso madurativo, trastornos de conducta
y aprendizaje que sugieran una DCM y cualquier episodio de probable
significación etiológica durante el embarazo, parto y primeras etapas del
desarrollo.
•
Exploración neurológica y electroence-falográfica. Evaluación de las funciones
sensorial, motora, integrativa y cognitiva en relación con la edad del
paciente.
•
Exploración psicológica y evaluación de la capacidad para la lectura.(más
valor diagnóstico en los puntajes parciales).
Test
guestáltico visomotor de Bender, test del dibujo de la figura humana. Técnica
proyectiva: TAT.
En los
niños muy pequeños, el diagnóstico respecto a la organicidad es difícil y poco
provechoso por su escasa diferenciación psíquica; a partir de los seis años, es
cuando los tests empiezan a ser más sensibles a este tipo de trastornos.
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Tratamiento y pronóstico
La
Disfunción Cerebral Mínima requiere un planteamiento individual, una
identificación de los déficits específicos en cada niño, no conforma un grupo
homogéneo. Su tratamiento debe abarcar distintas áreas:
•
Pedagogía curativa y adiestramiento específico que apunte a una reorganización
funcional (Luria). Ejercicios de coordinación motora. Conviene atender más a
los procesos que intervienen en el aprendizaje que al contenido de lo que
pretende enseñarse.
•
Manejo y estructuración del medio. Tiene más privación sensorial cuando está
sobreestimulado que cuando la estimulación es escasa.
•
Medicación. Uso razonable con el fin de reducir la hiperactividad e
irritabilidad, incrementando el tiempo de atención sostenida; eso si, elegida y
dosificada cuidadosamente por las respuestas idiosincrásicas a las drogas que
se observan en los niños con DCM.
Hay
estimulantes que ejercen un efecto paradójicamente sedante en muchos niños
hiperactivos.
•
Psicoterapia y asesoramiento. Contribuir a la maduración del niño en el que se
dan reacciones compensatorias ante la pérdida de su autoestima (actitudes
grotescas, negativismo, agresividad...)
La
rehabilitación es larga, pero en condiciones óptimas, el desarrollo y la
maduración llegan a mejorar en forma significativa alcanzando su normalización.
Con un diagnóstico precoz (anterior a los seis años), el pronóstico es muy
favorable.
Es
conveniente incluir a la familia en el tratamiento, dándoles una clara visión
del problema, con el fin de que cooperen en el proceso reeducativo. La
adolescencia tiende a agudizar su problemática, es una etapa crítica que
requiere especiales atenciones.
Ejercicios de coordinación motora.
Enlaces de interes para el apoyo a la DCM
http://www.pacientesonline.com.ar/medicina/enfermedades/enfermedades_raras/adhd.php
CENTRO DE APOYO
Unidad Básica de Rehabilitación (UBR)
CENTRO DE APOYO
Unidad Básica de Rehabilitación (UBR)
Su objetivo es proporcionar servicios de Rehabilitación no
Hospitalaria a las Personas con Discapacidad temporal o permanente, en la que
se implementa acciones de prevención y detección oportuna y adecuada de
factores de riesgo que puedan afectar a la población en riesgo de padecerla.
El Programa está dirigido a las personas con discapacidad o familiares que soliciten el servicio médico-rehabilitatorio a través de programas de atención, prevención, rehabilitación e integración familiar y social de este sector que por alguna situación de origen congénito, adquirido, o a consecuencia de una enfermedad asociada, adquieran discapacidad de manera temporal o permanente.
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